lunes, 22 de junio de 2009

Reflexiones sobre la juventud actual

Hoy he leído un articulo en el país, el cual me ha tocado mucho “las narices” por no decir algo más fuerte, que se titula: “La generación ni-ni: ni estudia ni trabaja”, “que nos dice que el 54% de los jóvenes no tienen proyectos ni ilusiones”.

Para una persona como yo, autodidacta y que ha estado trabajando de una u otra manera desde que tiene uso de razón, y forma legal desde los 17, se le hace muy cuesta arriba entender como pueden existir esos niñitos de papa, que se dedican a tocarse las narices las 24 horas del día, viviendo en casa de sus padres aunque sean bien mayorcitos.

No podemos echarle la culpa de esto a la crisis ya que antes de esta, ya salían a la luz pública sentencias judiciales donde se decía que un padre, tenía que mantener al vago de su hijo en casa pasados los 21, por que el niño tenía que estudiar. Por Dios, patada en el culo y la pu… calle.

Si alguien tiene la culta de esto son los padres y madres de los 70 y 80 que, por desgracia, se dedicaron ha trabajar como “burros” para poder mantener a la familia, haciendo todo lo que estaba en sus manos para que a sus hijos no les faltara de nada. El problema fue, que se les olvidó el darles los valores fundamentales para el desarrollo de una persona, como pueden ser: El valerse por si mismo, el conseguir las cosas con el sudor de su frente, o el valorar lo que se tiene, tanto si las consigue uno, como si se las dan.

Sin embargo lo peor esta por llegar. Esta generación, de los 70/80, ya han aprendido a base de tortas que la vida no es de color de rosa, pero la generación de los 90, no solo carece de ningún fundamento social ni moral, si no que además no tienen ningún tipo de formación laboral y si muchos “pájaros en la cabeza”. Además, desconocen que tienen la obligación de trabajar para vivir, verdaderamente se piensan que el dinero lo escupen los cajeros automáticos y que los papis vivirán eternamente para tenerles la comida caliente, la cama hecha y los gastos pagados. Menuda hostia se van a meter…

Permitirme pues, que al final de esta reflexión agradezca a mi padre, haberme inculcado desde pequeño el apego por la familia, el dar valor a conseguir todas las metas que, pequeñas o grandes, me he ido poniendo en mi vida y sobre todo, a valorar todo aquello que poco a poco y con mi esfuerzo personal he podido ir consiguiendo.

2 comentarios:

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